La llovizna, tenue y delicada,
juega con su cara ensangrentada
sobre el pavimento abandonado
de peatones, vivos y condenados.
Abre muy lento los ojos.
Todo se ve rojo.
La garúa se mezcla con su sangre
como la sed y el hambre.
juega con su cara ensangrentada
sobre el pavimento abandonado
de peatones, vivos y condenados.
Abre muy lento los ojos.
Todo se ve rojo.
La garúa se mezcla con su sangre
como la sed y el hambre.
No se pude levantar del suelo,
voltea y mira al cielo:
luces diminutas a lo lejos
colgadas del oscuro espejo.
Una sonrisa se traza con dificultad,
alli, una lágrima muere de felicidad.
El tiempo se hace largo
sobre la sangre de sabor amargo.
No hay cuando termine el dolor,
y deje de ver todo en un solo color.
Todo se oscurece en un instante
tras una noche de versos amantes.
No te gustan rimas al oído
mas eso no te ha dolido,
en cambio todo lo demás
debe arder por detrás
de tus párpados delicados
hoy. por el golpe, morados.