Memoria del Sueño

Cosas que decir y no se puden pronunciar (Carlos Jesús Márquez)

15/12/08

Al final

La llovizna, tenue y delicada,
juega con su cara ensangrentada
sobre el pavimento abandonado
de peatones, vivos y condenados.

Abre muy lento los ojos.
Todo se ve rojo.
La garúa se mezcla con su sangre
como la sed y el hambre.

No se pude levantar del suelo,
voltea y mira al cielo:
luces diminutas a lo lejos
colgadas del oscuro espejo.

Una sonrisa se traza con dificultad,
alli, una lágrima muere de felicidad.
El tiempo se hace largo
sobre la sangre de sabor amargo.

No hay cuando termine el dolor,
y deje de ver todo en un solo color.
Todo se oscurece en un instante
tras una noche de versos amantes.

No te gustan rimas al oído
mas eso no te ha dolido,
en cambio todo lo demás
debe arder por detrás
de tus párpados delicados
hoy. por el golpe, morados.

6/10/08

Nocturno

Hoy quise dormir luego de haber cenado,
no sé si sea suficiente pero me he llenado.
Hace frío allá afuera
pues sopla el viento cualquiera,
lo hace muy arrogante
mientras yo pienso en ella más que antes.

En mi habitación oscura,
la almohada permanecía dura.
No alcanzo el sueño nocturno
y quedo taciturno
con los párpados cerrados,
mis ojos por ellos atrapados.

Mis brazos cruzan mi pecho,
protegiéndome del acecho
de un recuerdo que me mata:
su sonrisa de brillo plata.
Pero no deseo seguridad,
pues sólo quiero en verdad
ser emboscado por su inocencia
y poder yo robar esa pertenencia.

La luna, testigo de mi padecimiento,
se apiada de mi sentimientos.
Me acompaña desde lejos
y en silencio me da consejos
que apunto en un papel
de color similar a su suave piel.

30/09/08

Inalcanzable


Sola pero en carabana
anda en vida humana
me vaticina un funesto destino,
gitana, que encontré en el camino.

Su pálida mirada, de ojos de glaciar,
se pierde en la nada de su melancólico mirar;
sus cabellos muestran los caminos hacia un final
que no está nada mal.

Juega conmigo diariamente,
con mi vida con mi mente,
con actos e ilusiones,
cubierta de paz y provocaciones.

Mis pasos, los sigue y adelanta,
camina mientras canta
una dulce melodía,
una nueva cada día.

Lleva una pandereta roja,
la que no entrega sino arroja
a sus acompañantes,
seguidores y caminantes.

Mas ella no me deja tocarla,
no puedo alcanzarla.
ni a ella ni a su pandereta,
la cual toca muy coqueta.

Ella baila en torno a mi andar,
sólo la puedo mirar,
sentirla inalcanzable
sin poder decirle que me hable.

20/09/08

Enfermo

Hoy amanecí con dolor de cabeza,
con la única certeza
que no quería despertar
ni de mi cama bajar.
Pero mi estómago pedía alimento,
preciso momento
para tomar desayuno
aunque no creo que sea oportuno.

Me persuigue la gripe desde ayer
y hoy me dejé coger,
siendo presa de la tos
que me ha dejado sin voz
con una garganta inflamada
que no me permite decir nada.

Tengo frió en las manos,
en mis dedos humanos,
delgados ligeramente doblados.
El sudor se desliza pausado
en mi palma de un lado a lado,
indicio de fríos males
que llega hasta mis huellas digitales.

Mi cuerpo se retuerce,
no puede atreverse
a pedirle ayuda a ella
que deje las huellas
de sus lágrimas azucaradas
dentro de mis arterias atrofiadas.
Y es que no me atrevo a comunicarte
que hoy quiero contagiarte
de esta enfermedad letal,
que compartas conmigo este mal.

Estoy moribundo,
empiezo a dejar este mundo
y me arrepiento ahora
el no poder decirte que es hora
de decir "te quiero"
pues se acabó la última gota de suero.
Adios mi amiga,
se acabó mi fatiga
me jode tener que morir
sin decirte mi sentir.

31/07/08

No hay porqué

Perdona si me dirigo con versos pero es que así yo converso.
Perdona por escribirte un acerbo cántico pero es que me cansé de los tonos románticos.
Perdona que nos hayamos conocido por el favor que me habías pedido.
Perdona si confundiste lealtad con eso llamado amistad.
Perdona si yo te hice creer que eso podía ser.
Perdona las tardes de ocio cuando creiste que yo era tu negocio.
Perdona si dije algunas mentiras pero no pensé que tu las creerías.
Perdona por esa lágrima en tu mejilla cuando te dije palabras vacías.
Perdona que sea yo quien te haya utilizado pero ya es cosa del pasado.
Perdona que no esté a tu lado pero no quiero lo que me has dado.
Perdona mis pecados si es que por ti fueron consumados.
Perdona que te llame una cualquiera pero por fin digo cosas verdaderas.
Perdona si todo te ha ido mal pero me alegra ver ese final.
Perdona por tu mala suerte, solo espera la muerte.
Perdona si me alejé cuando me necesitabas pero es que ya no quiero saber de ti nada.
Perdona porque te pido perdón hoy cuando yo de ti nada soy.
Perdona la última rima y es que ella cierra una historia que lastima.

8/07/08

Mensajero

La saluda desde lejos sin verla a través de el espejo en el que rimas el escribe y crea esperando que ella los lea.

Uno tras otro versos caen con fuerza, mientras en otra ventana con ella conversa, a través de un cristal de colores, de muchos íconos con pocos valores.

Se demora en responder, quizás de él no quiere saber, pero solo estaba ocupada y le contesta con parpadeantes estrellas iluminadas.

Le habla sin verla y piensa solo en quererla, en enviarle un zumbido que refleje el corazón y su último latido.

Le encantan sus guiños, gestos de cariño; estar con ella en contacto aunque sea sólo un rato y es que el no quiere que se vaya pues se queda sólo frente a esta pantalla.

Ojalá entienda esas letras virtuales porque él entra y ella sale. Sabe su dirección y espera que su corazón sólo cierre por ella sesión.

Buenos sueños él a ella le desea al irse, ella se despide mientras él empieza a morirse. Apaga el ordenador esperando que ella comprenda una declaración de amor.

Sentada en una banca, en un patio de universidad; ella, la de la chompa manca y pantalón relleno de vanidad, lee un libro anillado de tenebroso grosor, esperando que miren hacia su lado y ven su esplendor. Mas está sola entre la multitud presente. No hay quien tenga un hola por decirle en mente.

Sigue la rutina de la lectura, voltea la página y continúa. Las pisadas, firmes y duras, siguen su curso y no se atenúan. Nadie gira a verla ni siquiera de reojo. Ni a su vincha perla ni a su libro rojo.

Ninguna mirada ajena se posó en sus pupilas aquella mañana. Nada de lo que esperaba pasó, y se pregunta el porqué mirando la ventana. La clase empieza y ella sigue viendo hacia afuera. Nada mas le interesa y desea que muera. No tiene sentido estudiar o vivir sin ser por los demás observada. Indiferencia y empezarla a sentir es algo a lo que no está acostumbrada.

La pena se hunde así en su joven alma. Su labio carmesí no se llena de calma y grita su pesar a todos los demás. No hubo quien voltee hacia su lugar, nadie miró hacia atrás. Sorprendida bajó las gradas y se fue al baño. Lágrimas en el lavadero eran regadas, y ,de pronto, se abrió un caño.

Un joven enjabonó sus manos y las dejó enjuagar. De su mochila una toalla sacó y se empezó a secar. Ella no dijo palabra alguna y se quedó boquiabierta. Sin certeza sin fortuna la pobre había estado muerta.

La encontraron muerta esa tarde de abril en la casa junto a la huerta de la avenida Brasil. Había sido ahorcada con una soga, luego abandonada vestida con su toga.

Toda la policía llegó e hizo averiguaciones. Me interrogó el jefe de las unidad de investigaciones. Le dije la verdad, que no sabia quien era. No era mi amistad, era cualquiera. Yo sólo había pasado para irme al hospital. Y esto me ha enseñado que de todos se piensa mal.

El cuerpo de la víctima no tiene quien lo reconozca y se vuelve intima con las moscas. Olvidada en un rincón de la morgue se encuentra, no hay lugar de refrigeración para quien ahi se adentra. Sería una gran idea tirarla a la fosa común y dejarla que se embarre con oscuro betún. Pero su muerte no esta esclarecida y el nombrede su mala suerte tampoco es conocida.

Esta mañana fría, los periódicos dicen que se suicidó pero su nombre nisiquiera se supo. Y es que se le olvidó dejar una carta y de eso yo me ocupo. Trataré de averiguar por qué se mató, de salir y hallar la cuerda que la ató.

Han pasado semanas y no he conseguido su última nota. Creo que han sido tareas vanas las que hoy tanto me agotan. No está el papel que escribió esa noche luegó de probar miel y encender su coche, para luego irse al mar y ver el último ocaso, Ella no debia allí estar. Pero, por si acaso, yo me encargué de que no viera al sol y su último brillo. Y es que la nota yo me la llevé y la dejé en mi bolsillo.

25/05/08

Las dos nuevas

Levanto su mentón, abro su boca. Tras la técnica de resurrección una cachetada me toca. "¿Dónde quedaron las gracias?", me pregunté absorto. Ella, la de la cabellera mas lacia y del bikini más corto, coge su toalla playera y se dirige al baño. Saca una enorme manguera y abre el caño. Me moja por completo, desde la gorra a los zapatos. "Si no me llamaron, ¿para qué me meto?", maldigo a la chica que me humilla a cada momento.

Todo empezó esa mañana con la invitación de la vecina. Ella y su hermana inauguraban su nueva piscina. Yo no tenía traje de baño y pasé sólo a saludar. Llegué y me sentía extraño entre gente que gusta ufanar. Ya me iba retirando cuando me crucé con ella quien los meneaba con tanta brillo. Yo me quedé mirando con las manos en los bolsillos. Los balanceaba de arriba a abajo, de uno a otro lado. No sé de donde las trajo pues no las tenía el mes pasado pero son impresionantes las dos que ella ostentaba. Y es que nunca antes vi unas tan infladas.

Por el borde de la piscina ella caminaba. Ella es hija de mi vecina, la chica que yo adoraba. De pronto, perdió el equilibrio por el volumen de sus nuevas adquisiciones. Cayó en el fondo y no sabe nadar. Un respiro hondo, un clavado y ganas de salvar. Llego hasta ella y veo las tremendas esferas. Brillan como estrella, como una verdadera. Las cojo despacio y las sobo delicademente. Hago un espacio y me doy cuenta que ella está ahi presente. Me lleno de coraje y hago un último esfuerzo. Me fijo tras su pequeño ropaje que me recuerdan los melones que almuerzo.

Del agua, logro sacarlas, a ella también. Trato de reanimarla mas no se ve bien. No está respirando y soy el único que primeros auxilios sabe. Boca a boca, respiración le voy dando. No quiero que esto acabe. Más ella vuelve en sí. Volvemos, entonces, al comienzo de la historia. Este es un relato sobre mí, ella y las dos pelotas nuevas que robó de la preparatoria.

30/04/08

Roja poesía

Sus pasos se escuchan lejanos, siento que apresura la marcha. Me gustaría coger sus manos y pintarlas con purpurina plata y roja escarcha.

La prisa se nota en su andar, ligero y veloz. Yo la quiero alcanzar y una vez más oír su tenue voz. Melodía que se apaga y llega el silencio ensordecedor. Me pregunto por qué ha callado sin decir adiós, por qué ha volado sin sus alas, las dos.

No sé si te puedo tocar, sentir tu piel en mis dedos; por tus cabellos mis uñas pasar sin sentir más miedos. Anhelo tener confianza y decirte lo que pienso, espero una esperanza para un corazón intenso que deja de latir en cada momento que te ve vivir caminando muy lento.

Hay tantas cosas por hablar, narrarte lo que he soñado: ir juntos hacia la mar y ver el cielo nublado. Desearía tenerte entre mis brazos y que seas mía. Por ello, dibujo trazos y escribo prosa y poesía, trato de imaginar cómo has de morir al terminar yo de escribir.

En este eterno instante ya te he alcanzado, mi dulce musa amante de sueños mojados. La lluvia cae en tu pecho gota a gota, y un un rayo cae desde el techo al lado de una de mis botas. Lo recojo del piso y veo en él el reflejo de tus ojos. Di, si sabes, algún hechizo pues han de nacer los ríos rojos.

He perdido la cuenta, han sido demasiados. Espero que no se sienta el olor de tu corazón recortado. Fuiste mi mejor poema, mi gran fantasía, mas no eras el principal tema de mi siguiente poesía.

Son las seis de la mañana, el despertador suena, me quito las legañas y me pongo mi única camisa buena. En la esquina de la habitación está mi blue jean, me pongo el pantalón y cojo mi maletín.

Sin tomar desayuno, salí a la calle, no hay vehículo alguno y no quiero que mi bicicleta me falle. Con timón en mano y pedales a prisa, un pique sobrehumano y una suave brisa. Las avenidas lucen vacías; las aceras, despobladas, sin personas de miradas frías, sin ella y sus zapatillas aladas.

Me doy cuenta que solo estoy, no hay nadie a mi al rededor. No sé a dónde voy, que alguien me diga lo que pasó, por favor. Las respuestas no aparecen, no las encuentro. Más dudas en mi mente florecen y he llegado al Centro.

Aquel lugar está desolado, cubierto de otoño, hojas caen de lado a lado y veo en el piso su rosado moño. No entiendo que pasó mientras dormía. ¿Acaso estoy soñando?- me dije mientras corría y me acercaba a un objeto que estaba brillando. Lo recogí del piso. Era una pistola casi nueva cubierta de granizo. Lo raro es que acá nunca neva.

La cogí lentamente y apunté hacia mi occipital. Sólo tengo en mente despertar en mi cama o en el paraíso celestial.

Me armo de mucho valor y disparo la maldita arma. Silencio abrumador y luego suena mi alarma.

Son las seis de la mañana, el despertador suena, me quito las legañas y me pongo mi única camisa buena.

22/03/08

Ya no lucha

Ella era maga y su mirada me dejó encantado. Yo quise participar en su acto mas no me había dado cuenta que ya estaba hipnotizado. No hubieron palabras, bastó que sus pupilas se clavaran en las mías y sin querer empezaba la función de fantasía. Su mirada me atrajo cuando la vi desde muy abajo; sus ojos, de oscuridad marcados, me fascinaban cuales dulces bocados.

Tan alegre, tan divertida, mas no querida. Bajo esa sonrisa se esconde un pesar, que traté de aliviar. Poco a poco me acerqué a ella, conversando en las noches de una estrella, platicando de por qué no estas acompañada desde la medianoche hasta la madrugada.

Dejé de mirarla desde lejos para acercarme y dar consejos, brindarle ayuda en una mano extendida y mi hombro para que quede en él dormida.Quería que descanses a mi lado y vivamos sin mirar hacia el pasado, dejando mucho atrás, ella, yo y nadie más. Pero no pude alejarla de todo, y fue que de ese modo que ella encontró compañía en otro lugar, y sin darme cuenta ella caminó hacia el mar.

En esas aguas encontró abundancia, tesoros y más ganancias; en esa inmensidad, ella encontró más que amistad. Ella se quedó ahí, sin perro que le ladre, y yo aquí, con mi corazón que se abre cuando la veo navegar en las aguas profundas anhelando que su balsa se hunda para poderla rescatar y volver empezar a luchar.

Mucho tiempo ha pasado y hacia el mar he mirado, espero verte naufragante, pero no apareces en ningún instante. Será que has cambiado, que la felicidad has encontrado, que llenaste ese vacío, aunque no sea con el cariño mío. Ojalá lo hayas hecho, yo todavía camino derecho pensando en los momentos que casi fuiste mía y también en el porqué nunca te dije que te quería.

17/02/08

Acróstico II

Con la mirada de perro hambriento, aquella que no expresa reales sentimientos, sigue la luz que acompaña sus sombra, que lo amilana y asombra. La oscuridad que lo rodea, negra como brea, se despeja cuando ella aparece, con sus colores que florecen. Su sonrisa aleja los vientos que lo atormentan y las nubes que lo lamentan, las tardes solitarias en el autobús viajando clavado a una cruz.

Pero ahora los atardeceres los comparte con la musa de su arte, la fuente de sus alegrías, la flama de sus agonías. Ella hace que el viva en misterio, disimulando burlas en algo en serio, negando lo que quiere y disimula que por ella muere.

Parece que no le molestan los comentarios, pues él está más cerca que sus adversarios. Sabe que el puede ganar la carrera si sigue de esa manera, como fiel compañero, amigo consejero. Sin embargo, hay algo que se lo retiene, y no es qué sino quienes. Dos amigos añoran lo mismo, como agua del desierto en espejismo. Ellos muestran con claridad lo que él dejó como amistad.

Y así fue como se quedó, uno de los otros se la llevó. Ella sigue siendo su amiga, cualidad que a él lo castiga. Todavía caminan juntos por las avenidas como cuando fueron al puente para hablar de suspiros y sus vidas.

La historia todavía no ha sido concluída, así como la suya tampoco la mía. Él nunca olvidará a ella ni su historía mágica, pero a la vez la más irrisoria y trágica.

7/02/08

Acróstico I

Con la mirada imprecisa y su arrastrar al caminar, él se dirige todos los días al mismo lugar. La neblina en la mañana, triste y silenciosa, hacia su destino lo acompaña, charlando sobre aquella rosa.
Muy puntual ha llegado. Las puertas cerradas y, muy cerca, en el piso se ha sentado. Saca un libro y se pone a leer. Pasan los minutos y segundos, las puertas se abren e ingresa a nuestro meditabundo.
Se sienta y mira a través de la ventana, ve a su rosa -una chica alegre y losana-, quien dando largos pasos, llega presurosa. Entonces, sólo hay que aguardar que el tiempo pase para que con ella pueda encontrarse.
Cuntas veces ha negado aquellos que sentía, disimulando las penas que vivía, tratando de hacer creer a los demás lo que él no podia explicar y, en realidad, no supo hacerlo jamás.
Los caminos a sus casas se cruzaban, el sino los entrelazaba. No le importaba esperarla durante las tardes o en la noche fría, esperando en un lado oscuro mientras ella resplandecía.
Ambos disfrutaban la compañía del otro y su forma de ser. Pero, ¿qué se puede hacer cuando se quiere ir más de la amistad? Es una respuesta que, personalmente, no podría contestar. Él también desconocía la respuesta, pasaba el tiempo pensando en la decisón menos funesta.
El siempre fue su amigo y ella, su amiga. Y así quedaron las cosas hasta hoy. No hay condena que lo castiga, pues un buen día hizo conocer sus sentimientos, y por ello no hay razones para que surjan arrepentimientos.
Sus pasos cansados, fieles acompañantes, son testigos que su historia no tiene aún un fin, ¿no es así, mi estimado amigo, Arlequín?

7/01/08

Eterna mirada

Todas las mañanas trataba de verla mientras el bus recorría la Avenida Bolívar en Pueblo Libre. Siempre procuraba sentarme al lado de las ventanas, esperar con ansias pasar frente a ella y observarla.
No sé realmente cuando fue la primera vez que la vi, pero si recuerdo que desde ese momento no he podido sacarla de mi mente. De ella sólo conozco su casa, si es que allí vive, y su mirada, la cual se llevó toda mi atención. Su cabello cubre uno de su ojos que es tan negro como su cabellera, la cual contrasta extraordinariamente con la palidez de su piel.Sus finos rasgos, misteriosos y cautivantes son muestra de la delicadeza con la que fue puesta en este mundo.
No sé su nombre, tampoco sé si tiene uno; nunca tendré el valor para ir a preguntárselo, y si es que algún día me llenara de coraje, sé que ella no me respondería.
Cada vez que la veo, ella siempre se encuentra en el mismo lugar, no deja ver nada más que su mirada y el cabello que la cubre. Pareciera que no se mueve, que siempre esta ahí. Desconozco por qué aquella actitud, a veces pienso que espera algo o alguien al igual que yo.
Para mí, ella es única. He pasado por muchas avenidas grandes como la Avenida Brasil por ejemplo, y he visto a muchas parecidas a ella. Muchas muestran más de lo que hasta ahora he visto de ella, todas son obras de arte, pero ninguna se iguala a ella.
Yo la llamo la chica de la media mirada, un nombre estúpido creo, pero no tengo tanta creatividad como la que si tuvieron las manos que la trajeron al mundo.
Han pasado varios meses desde que nos conocimos, y es que en el fondo sé que ella también me conoce, no sabe mi nombre, pero reconoce cada sonrisa, cada mirada y cada gesto que hago cuando me ve pasar. Existe un lazo que nos une y nos separa al mismo tiempo: el espacio.
Nuestras vidas están en paralelo , por ello nunca se han de cruzar. Es inevitable, así es el destino, tan caprichoso y cruel, tan cruel que hoy la vi y ella ya no estaba, habían pintado el muro de la fachada de la casa, y con él se fue el graffiti de la chica de la eterna mirada.

3/01/08

Hombre rana

El año académico en la escuela estaba por terminarse y el curso de Biología concluiría finalmente. A lo largo del año habíamos estudiado desde el origen de la vida hasta la genética y sus implicaciones. Todo había sido muy teórico, leímos libros, almacenamos información abundante. Sin embargo, no conocíamos realmente la naturaleza, así que, el maestro nos dio la noticia que tendríamos una clase especial, íbamos a examinar a un animal, lo cortaríamos de tal manera que pudiéramos ver sus órganos en funcionamiento.
Formamos grupos y un compañero se encargó de conseguir el animal. Nos contó que lo atrapó cerca a un estanque. Sus ojos nos miraban fijamente, su mirada era fija, posesiva, desafiante, algo que no había visto en otro animal. No hacía ningún ruido. Muchos opinaban que debido a su limitada capacidad cerebral no podía entender lo que sucedía, pero yo creo que no es así, pese a ser un animal, un simple criatura, podría ser capaz de sentir algo que va más allá de sus instintos, algo que no puedo explicar y espero con el tiempo comprender.
El maestro ordenó que sean sedados los animales, argumentó que era mejor que no sintieran dolor. Un acto "humanitario" para aquella barbarie.Luego que hizo efecto la anestesia, fueron clavados sobre una superficie cuadrada. Sus extremidades extendidas, una a una fueron atravesadas por el metal. La sangre brotaba de las articulaciones superiores e inferiores, el animal había adoptado forma de equis, la última posición que tendría.
El aula parecía ser una sala de operaciones, los instrumentos estaban alli esperando ser utilizados. El maestro dio la orden y empezamos a intervenir. Cogí el bisturí y empecé a cortar desde debajo del cuello hasta el final del vientre. Bajo los músculos empezamo a a ver los órganos, poco a poco nos fuimos adentrando en su anatomía. El estómago, los intestinos, hígado, pulmones y entre ellos el corazón. Aquel órgano me sorprendió, su movimiento, sístole y diástole, aquel motor de sangre se llevaba mi atención.
El maestro dio la orden de extraer los órganos para ser vistos con mayor detenimiento. Uno a uno fueron extraídos, la sangre corría entre nuestros dedos. Finalmente le saqué el corazón, lo deje a un lado y seguí latiendo, como si se negara a dejar de funcionar, rehusaba la muerte.
Tras haber terminado de observar los órganos los devolvimos a su dueño, los colocamos en su sitio. Suturamos la gran herida y la limpiamos. La clase había terminad y el cuerpo fue a dar a un basurero por lo que me comentaron.
No sé el porqué pero la imagen del corazón la tiendo quedó grabada en mi memoria. No debía de afecta, pues al cabo era un humano más en una clase normal de Biología para robots.