Memoria del Sueño

Cosas que decir y no se puden pronunciar (Carlos Jesús Márquez)

7/01/08

Eterna mirada

Todas las mañanas trataba de verla mientras el bus recorría la Avenida Bolívar en Pueblo Libre. Siempre procuraba sentarme al lado de las ventanas, esperar con ansias pasar frente a ella y observarla.
No sé realmente cuando fue la primera vez que la vi, pero si recuerdo que desde ese momento no he podido sacarla de mi mente. De ella sólo conozco su casa, si es que allí vive, y su mirada, la cual se llevó toda mi atención. Su cabello cubre uno de su ojos que es tan negro como su cabellera, la cual contrasta extraordinariamente con la palidez de su piel.Sus finos rasgos, misteriosos y cautivantes son muestra de la delicadeza con la que fue puesta en este mundo.
No sé su nombre, tampoco sé si tiene uno; nunca tendré el valor para ir a preguntárselo, y si es que algún día me llenara de coraje, sé que ella no me respondería.
Cada vez que la veo, ella siempre se encuentra en el mismo lugar, no deja ver nada más que su mirada y el cabello que la cubre. Pareciera que no se mueve, que siempre esta ahí. Desconozco por qué aquella actitud, a veces pienso que espera algo o alguien al igual que yo.
Para mí, ella es única. He pasado por muchas avenidas grandes como la Avenida Brasil por ejemplo, y he visto a muchas parecidas a ella. Muchas muestran más de lo que hasta ahora he visto de ella, todas son obras de arte, pero ninguna se iguala a ella.
Yo la llamo la chica de la media mirada, un nombre estúpido creo, pero no tengo tanta creatividad como la que si tuvieron las manos que la trajeron al mundo.
Han pasado varios meses desde que nos conocimos, y es que en el fondo sé que ella también me conoce, no sabe mi nombre, pero reconoce cada sonrisa, cada mirada y cada gesto que hago cuando me ve pasar. Existe un lazo que nos une y nos separa al mismo tiempo: el espacio.
Nuestras vidas están en paralelo , por ello nunca se han de cruzar. Es inevitable, así es el destino, tan caprichoso y cruel, tan cruel que hoy la vi y ella ya no estaba, habían pintado el muro de la fachada de la casa, y con él se fue el graffiti de la chica de la eterna mirada.