Memoria del Sueño

Cosas que decir y no se puden pronunciar (Carlos Jesús Márquez)

25/05/08

Las dos nuevas

Levanto su mentón, abro su boca. Tras la técnica de resurrección una cachetada me toca. "¿Dónde quedaron las gracias?", me pregunté absorto. Ella, la de la cabellera mas lacia y del bikini más corto, coge su toalla playera y se dirige al baño. Saca una enorme manguera y abre el caño. Me moja por completo, desde la gorra a los zapatos. "Si no me llamaron, ¿para qué me meto?", maldigo a la chica que me humilla a cada momento.

Todo empezó esa mañana con la invitación de la vecina. Ella y su hermana inauguraban su nueva piscina. Yo no tenía traje de baño y pasé sólo a saludar. Llegué y me sentía extraño entre gente que gusta ufanar. Ya me iba retirando cuando me crucé con ella quien los meneaba con tanta brillo. Yo me quedé mirando con las manos en los bolsillos. Los balanceaba de arriba a abajo, de uno a otro lado. No sé de donde las trajo pues no las tenía el mes pasado pero son impresionantes las dos que ella ostentaba. Y es que nunca antes vi unas tan infladas.

Por el borde de la piscina ella caminaba. Ella es hija de mi vecina, la chica que yo adoraba. De pronto, perdió el equilibrio por el volumen de sus nuevas adquisiciones. Cayó en el fondo y no sabe nadar. Un respiro hondo, un clavado y ganas de salvar. Llego hasta ella y veo las tremendas esferas. Brillan como estrella, como una verdadera. Las cojo despacio y las sobo delicademente. Hago un espacio y me doy cuenta que ella está ahi presente. Me lleno de coraje y hago un último esfuerzo. Me fijo tras su pequeño ropaje que me recuerdan los melones que almuerzo.

Del agua, logro sacarlas, a ella también. Trato de reanimarla mas no se ve bien. No está respirando y soy el único que primeros auxilios sabe. Boca a boca, respiración le voy dando. No quiero que esto acabe. Más ella vuelve en sí. Volvemos, entonces, al comienzo de la historia. Este es un relato sobre mí, ella y las dos pelotas nuevas que robó de la preparatoria.